jueves, 7 de agosto de 2014

Mis Inyecciones, Esclerosis Múltiple

-“De acuerdo, si la graduación de mis anteojos no cambió ¿por qué veo todo doble?”
-“Amiga iba yo caminando (sorbe las lágrimas) y la pierna se me empezó a dormir, y se fue subiendo el adormecimiento (sollozo), y ya llego hasta el abdomen, esta rígido desde el talón hasta casi el pecho y no sé qué hacer”
-“Mamá, necesito un banco para poder bañarme, mis piernas ya no me quieren sostener”
-“No quiero asustarte, pero ya no veo con el ojo izquierdo”
-“Me caí otra vez, lo bueno es que del lado derecho del cuerpo no siento nada”
-“Pero vámonos despacito, la espalda me está matando”


Estas fueron algunas de las frases que mencioné antes de ser diagnosticada. El miedo y la impotencia eran sentimientos cotidianos.



Después lo supe.





Un “ejército” estaba atacando sin cuartel a “los aldeanos” de la zona norte, estos no tuvieron ningún aviso, ninguna explicación y ninguna defensa, estaban siendo masacrados. Ya había seis “zonas” brutalmente lastimadas, y la guerra no se detenía. Parecía que todo el pueblo seria borrado. Pero una tarde, después de pensar que todo estaba perdido, una oleada de “defensores” llegó e hizo retroceder a “el ejército”. “Los aldeanos” se sintieron agradecidos de este cese al fuego y empezaron a levantar sus posesiones de entre los escombros y a recuperar la vitalidad. Pero nada volvería a ser igual, “el ejército” no se había rendido, no se rendiría y seguiría atacando a cada oportunidad. Sin embargo “los defensores” dieron entrada a algo más, ahora  “los aldeanos” contaban con un arma defensiva, el “Prodigio de Lluvia Ardiente”, está era fuego líquido que creaba una barrera constante entre  “los aldeanos” y “el  ejército”. El único detalle es que esté tendría que ingresar por zonas externas centrales, “el área central” tendría que pasar por un gran dolor diariamente al recibir este fuego líquido que es el “Prodigio de Lluvia Ardiente”,  recorrería todo el camino hasta llegar a la zona norte y protegería a “los aldeanos”



Así ha sido desde entonces, “el ejército” sigue atacando a “los aldeanos” cual si fueran enemigos mortales mientras estos se esconden temerosos tras el “Prodigio de Lluvia Ardiente” este se encuentra firme y constante, recibiendo un embate tras otro, perdiendo algunas batallas, pero jamás la guerra.



Hoy este es su modo de vida, y el mío.


Protagonistas

Narradora- Andrea Espinosa

El Ejercito- Sistema Inmunológico

Los Aldeanos- Mielina del Sistema Nervioso


Las Zonas- Cerebro

Los Defensores- Metil Prednisolona

Prodigio de Lluvia Ardiente- Acetato de Glatiramer (Copaxone)


El Área Centra- Piernas, brazos, abdomen y glúteos


Fotografías por Christian Lomeli