Bueno este año 2020
en definitiva nos aporreo desde muy temprano.
Nos regalo una
Pandemia de la cual aún no salimos completamente, seguimos esperando que los
que saben del tema nos obsequien con una vacuna.
Pero eso no es
todo (como si fuera poco), por que además hemos tenido desde fugas en una de
las presas más importantes de la CDMX, tormentas que causan graves estragos e
inundaciones, y para acabar (esperemos) un sismo bastante fuerte y perceptible.
El mexicano
promedio tiene los nervios de punta, y los tendrá destrozados para cuando la crisis
económica mundial deje ver su fea cara. Ahora si no tenemos más que
encomendaros a nuestro santo de confianza y valorar hasta lo más mínimo que aún
tenemos. Llamemos a todos nuestros seres queridos (ya que no podemos ir a
verlos) y a las amistades que de pronto tenemos muy olvidadas y descuidadas; olvidemos
rencores y limemos asperezas con nosotros mismos.
Este año no ha terminado
y no sabemos que otras sorpresas traiga bajo la manga, pero debemos afrontarlo
con tanta entereza como nos sea posible.
Por mi parte
puedo decir que sigo explorando mi propio ser, aprendiendo que hay más en mi
interior que aún no he explotado del todo y que puede servir de catarsis ante
tanta incertidumbre y desasosiego. Lucho por vencer mis demonios y autocríticas
que no ayudan. Puedo ver con claridad todos mis defectos, pero no debo dejar que
ellos me intimiden a tal grado que me detengan y me hagan quedarme estática
viendo pasar la vida demasiado asustada para moverme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario